Un año después de la creación del Reprocann, el Ministerio de Salud tiene 75 mil solicitudes de personas que necesitan consumir marihuana para uso terapéutico y ya aprobó más de la mitad. Qué permite el registro y cómo hacer para anotarse. El caso de la actriz Dolores Fonzi.
Impensado apenas un año y medio atrás, el cannabis para uso medicinal empieza a mostrar signos vitales de legalidad en serio en Argentina. A los muchas veces perseguidos cultivadores solidarios, quienes en el contexto de clandestinidad fueron los únicos en sofocar la necesidad de aceite de los pacientes, en el último 2021 se sumó y consolidó un camino de legitimación total de la planta, al menos en su aspecto terapéutico: las farmacias ya venden entre dos y tres productos con CBD fabricados en laboratorios y, lo que es más paradigmático, ya hay miles de usuarios habilitados el Estado para consumir, cultivar en sus casas y transportar dentro del país marihuana con este fin.
Desde que en marzo de 2021 el Ministerio de Salud creó el Reprocann, un registro para consumidores y cultivadores medicinales, ya se inscribieron 75.000 personas y fueron habilitadas más de la mitad; unas 40.000, según confirmaron desde la cartera que conduce Carla Vizzotti.
Esto quiere decir que 40 mil argentinos salieron del marco de la prohibición y ya no corren riesgos de ir presos por usar marihuana. Están habilitados para moverse dentro del territorio nacional con frascos de aceite, con hasta 40 gramos de flores (o seis frascos) y pueden sembrar y cosechar en sus casas hasta 9 plantas florecidas en un espacio máximo de seis metros cuadrados.
El Reprocann no limita patologías, a diferencia de la letra original de la ley 27.350, sancionada en 2017, que limitaba el uso -sin ofrecer formas de acceso- a los pacientes con epilepsia refractaria. En este caso, solo basta contar con una indicación médica y la validación en la página oficial de inscripción del profesional de la salud.
Ese es, justamente, el mayor límite que encuentran muchos usuarios para lograr entrar en el Reprocann. Según las cifras oficiales, de los 75 mil anotados, hay apenas 1.500 casos rechazados y 2.500 en análisis. “El resto, unas 31 mil personas, no tienen efectivizada la vinculación médica”, comenta el médico Marcelo Morante, coordinador nacional del Reprocann en la cartera sanitaria.
Significa que hay usuarios o cultivadores que no consiguen un médico que cierre el proceso de postulación, aunque los profesionales de la salud no necesitan ninguna autorización para hacerlo y les basta con la matrícula.
Morante, que desde hace años propone iniciativas de formación en esta planta para personal de la salud y estudiantes de esas carreras reconoce una dificultad técnica en la planilla de consentimiento informado -”un poco larga”, a su juicio- pero sobre todo cree que esta complicación “denota la falta de médicos que estén de acuerdo con el cannabis”.
Sin embargo, el funcionario considera que los 40 mil aprobados son la “legitimación por legislación de una necesidad de la sociedad, una necesidad por la falta de acceso y por el miedo de ir presos”.
De acuerdo a los análisis provisorios de los datos anónimos que aporta el Reprocann las patologías que predominan entre los inscriptos y aprobados son las de dolor crónico, enfermedades neurodegenerativas (esclerosis, Parkinson o Alzheimer) y articulares (artritis, artrosis). También abundan las afectaciones a la salud mental, como ansiedad, insomnio y hasta bruxismo.
Uno de los problemas de la falta de médicos que quieran indicar cannabis es que muchos de los que sí lo hacen encontraron un negocio y cobran el trámite, que se resuelve con una consulta y 10 minutos de conexión a Internet, entre $ 7.000 y $10.000. Para muchos profesionales de la salud la inscripción de usuarios en el Reprocann se volvió un negocio en sí mismo y es una barrera para algunos pacientes que no cuentan con el dinero.
El sistema del Reprocann además garantiza el abastecimiento de aceites a través de la Dirección Nacional de Medicamentos para los hospitales de niños Garrahan y los de las ciudades de Mendoza y Santa Fe y también para los pacientes que no tienen obra social ni el dinero para adquirir los aceites comerciales en farmacias (que se consiguen de 66 mil pesos y de $ 8 mil, depende de la marca).
El trámite es sencillo. Se hace por la web de Reprocann, es gratis y el usuario debe elegir si se anota como consumidor, como cultivador para su propio uso o para terceros. Pero no será validado si no cuenta con el ingreso del consentimiento del profesional de la salud.
La actriz Dolores Fonzi es una de las decenas de miles de personas que ya tienen el permiso. Publicó la novedad semanas atrás en sus redes sociales. “Estaba muy emocionada de verdad”, contó. “Poder tener la posibilidad de estar en el Reprocann es un avance enorme y poder cultivar, tener plantas medicinales de marihuana me emociona porque es quitarle finalmente un tabú a la situación”, agrega.
Fonzi comenzó a usar cannabis a los 20 años, sin conocer -como la mayoría en esos años- las virtudes terapéuticas naturales de una planta que durante el último siglo fue demonizada. Sin embargo, sus propiedades medicinales han sido consignadas en infinidad de herbarios, relatos de viajeros y hasta documentos oficiales a lo largo de la historia.
El trámite de la actriz ante el Reprocann duró unos tres meses desde que ella se inscribió en la web y la vinculó su médico hasta que recibió el mail del Ministerio de Salud con la confirmación. “¿Quién no tiene insomnio, ansiedad? Es medicinal y realmente lo necesito para bajar un cambio. En vez de tomar clonazepam uso el vaporizador, me parece mil veces mejor. Todos transitamos la ansiedad, la depresión y el insomnio. Y la planta tiene mucho que dar para eso”, describe Dolores.
– ¿En tu caso sentís el cambio positivo al usar cannabis?
– Sí, es verdad que la planta me apacigua muchísimo esas patologías. Obviamente tiene que ver con un autoconocimiento y mucho tiempo de recorrer la vida con la planta. Uno sabe qué te hace bien, cuándo para dormir, para bajar, para mantener la concentración. Como no hay un solo tipo de planta, todos los productos que se desprenden, son tantos, para todo tipo de cosas, cosmética, dermatología, alimentación, la planta misma, que es algo integral.
“El Reprocann no es una app. Es una ampliación de derechos”, remarca como consigna Marcelo Morante, médico especialista en dolor que allá por 2014 conoció los beneficios del cannabis mientras buscaba una forma de calmar la fibriomialgia que aturdía de dolor a su hermana, también médica.
Y desde ese momento se convirtió en uno de los profesionales de la salud del país que más luchó para que el Estado regule el uso terapéutico de la planta y saque a los usuarios del estigma criminal con que las leyes de este país tratan a los usuarios de sustancias.
“Si bien tuvo sus altibajos el funcionamiento de la aplicación ahora llevamos varios meses de una plataforma sólida y datos protegidos y hoy en día es muy accesible. Para los médicos el trámite es como cualquier certificado que hacemos, es llenar dos papeles, no es una burocracia complicada”, comentó Celeste Romero, médica psiquiatra y coordinadora de investigación médica del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica.
“El Reprocann lo vivimos con alegría porque es una parte del proceso de legalización de los cultivos. A veces funciona bien y muchas veces no, hay cuestiones para mejorar pero lo cierto es que hay mucha gente que se pudo ir de vacaciones en avión sin tener problemas de transportar sus flores o sus aceites”, reconoce Valeria Salech, presidenta de Mamá Cultiva Argentina y a la vez remarca que “sigue siendo un problema para los que van por tierra, hay muchas detenciones a usuarios a pesar del Reprocann y falta formación para las fuerzas de seguridad”.
“Con respecto a los pacientes es muy hermoso saber que pueden viajar, subir a un avión con libertad. Lamentablemente continúa cierto temor por la falta de formación de las policías y ahí hace falta una capacitación bien estricta porque esto cambió mucho en poco tiempo. Me preocupa que siga habiendo allanamientos”, coincide Romero.
Hace apenas unos días en Cipolletti, Río Negro, una usuaria inscripta en el Reprocann fue detenida escandalosamente por la policía provincial. La usuario, de nombre Lara, fue interceptada por dos agentes cuando volvía del médico y fumaba un cigarrillo de cannabis en la calle. Los policías quisieron apresarla por tenencia de marihuana. La mujer aclaró que está en el Reprocann e intentó mostrarles la constancia en la app Mi Argentina pero los policías rechazaron cualquier intento.
Los agentes aprehendieron a Lara, la llevaron a la comisaría y la lastimaron en el traslado al patrullero a pesar de que su ex pareja, que estaba junto a su hijo de 5 años, intentó detenerlos y explicarles que el Estado le permitía tener, transportar y consumir cannabis.
Casos como el de Lara ocurren todos los días en todo el país. No sólo con las fuerzas de seguridad provinciales y locales. También con las federales, especialmente con Prefectura, Gendarmería y Policía Federal. Esto sucede porque muchos agentes todavía no están familiarizados con la nueva ley de uso medicinal o hasta desconocen el Reprocann y aplican erróneamente la ley de drogas.
Esos procesos suelen ser cancelados en la intervención de la Fiscalía de turno pero a veces ocurre que en el camino, los policías destruyeron las plantas. “Insistimos mucho en que no toquen las plantas porque son la medicina de los pacientes”, comenta Morante.
Según confirmaron diversas fuentes vinculadas al Gobierno está en desarrollo desde diferentes ministerios un programa para la formación de los agentes de seguridad y oficiales de Justicia en relación con el uso medicinal del cannabis para que se terminen definitivamente las detenciones en flagrancia y también las investigaciones a personas con Reprocann.
Entre las fallas reportadas por usuarios del sistema está la demora en aceptar la inscripción. Desde el Ministerio admitieron algunas fallas y explicaron que las demoras se debieron a trabajos informáticos que se hacen para mejorar la aplicación, en relación con la alta demanda. Organizaciones cannábicas también reclamaron que en muchos casos no aparece la validación en la app Mi Argentina, lo que es un potencial problema en el caso de que un agente de una fuerza de seguridad intervenga.
“Desde las organizaciones estamos esperando con mucha ansiedad la resolución que va a permitir a las ONG’s inscribirse en el Reprocann para sacarlas de la clandestinidad”, agregó Valeria Salech como otro punto en deuda hacia el futuro.
El Ministerio de Salud trabaja en esas resoluciones. De acuerdo a la información obtenida por este medio se ampliaría la superficie permitida para cultivo hogareño hasta los 15 metros cuadrados. Las organizaciones podrán inscribirse y tendrán una cantidad limitada de asociados (algunas fuentes hablan de 100 integrantes) por cada uno de los cuales van a poder cultivar los metros cuadrados permitidos.
La idea de las autoridades es poder generar un sistema de control de calidad de los cultivos de las ONG, en un trabajo en conjunto con la Red de Científicos del Conicet y con 10 laboratorios que analizarán los aceites que se producen en las organizaciones.
“El Reprocann quiere poner en valor el proceso de las ONG, que son las que llegan a todos lados”, admite Morante. Se estima que esa nueva resolución, incluirá el permiso también para adquirir semillas de diseño nacional, avaladas ya por el Instituto Nacional de Semillas (INASE).
Fuente: Infobae.com