La autoridad monetaria anunció que no modificará las tasas de interés para las colocaciones a plazo. En esta línea, el ente recaudador actualizó a $90.000 la cifra mínima para informar las acreditaciones, extracciones y saldos de cuentas.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) elevó en la última actualización de $30.000 a $90.000 la cifra mínima para informar las acreditaciones, extracciones, saldos de las cuentas y los depósitos a plazo fijo.
Este monto de $90.000 es mensual e incluye todo tipo de acreditación. Es decir, no se limita únicamente a los plazos fijos, sino que también abarca a los depósitos, las transferencias recibidas y los saldos en cuenta, por lo que no es un monto significativamente alto. En su momento también se incrementó de $10.000 a $30.000 el monto mínimo a partir del cual las entidades financieras deben reportar consumos con tarjeta de débito.
Los plazos fijos en pesos rinden 75% de tasa nominal, que se convierten en una tasa efectiva entre 105% y 107% si se renuevan los vencimientos e intereses cada 30 días
Con estas modificaciones, los bancos podrán agilizar las operaciones y a su vez, recibirán información automática y permanente de las acreditaciones mensuales, extracciones, saldos de las cuentas, los depósitos a plazo y consumos con tarjetas.
La carrera entre las dos inversiones preferidas por los ahorristas minoristas argentinos, el dólar y el depósito a plazo fijo, se mantuvo cabeza a cabeza durante casi todo el año. En un 2022 en el que el Banco Central conducido por Miguel Pesce perdió la reticencia a subir las tasas de interés, acuerdo con el FMI mediante, las colocaciones en pesos arrojaron resultados mejores que el dólar libre durante varios tramos del año. Pero el billete, activo de refugio por excelencia de los argentinos, supo resistir.
Para evaluar el desempeño de las dos opciones se pueden tomar, por un lado, las tasas de interés mínimas que el Banco Central fijó para el plazo fijo tradicional a 30 días, para personas físicas y por hasta $10 millones. Y por el otro, a la cotización del dólar libre en la City porteña tal como la informa a diario Reuters.
Con meses de calma en el principio del año, alterados por la disparada de la divisa en junio y agosto -en un episodio de inestabilidad financiera y cambiaria que desencadenó en la renuncia del ahora exministro de Economía, Martín Guzmán– y un segundo repunte a fin de año, el dólar libre alternó períodos de atraso con subas.
Mientras tanto, el humilde plazo fijo estuvo apuntalado por nueve subas de tasa determinadas por el Banco Central. Empezó el año en el 37% nominal anual y termina en el 75% nominal anual, 28 puntos arriba.
Pero más allá de la tasa nominal, para comparar el rendimiento plenamente es necesario tomar la tasa que regía en cada mes y, además, calcular su resultado efectivo suponiendo el efecto de la tasa compuesta, es decir la tasa efectiva anual, hoy en un rango de 105 a 107 por ciento que le da pelea a la inflación.
Esto es, asumiendo que un depósito a 30 días hecho a principios de año fue renovado cada mes y que en esas renovaciones se reinvirtió tanto el capital original como los intereses que se fueron percibiendo a lo largo del año.
El dólar libre llegó a picar más alto durante la breve estadía de Silvina Batakis en el ministerio de Economía, rápidamente reemplazada por el hoy titular de Hacienda, Sergio Massa. Llegó a superar con creces los $300 para la venta. Así, hasta agosto y septiembre el ahorrista imaginario que colocaba depósitos a 30 días y los renovaba, capital más intereses cada mes, se mantuvo atrás en la carrera al menos hasta septiembre.
En esos meses el Banco Central jugó más fuerte. La tasa mínima para plazos fijos saltó del 54% nominal anual al 69,5% en agosto. Y del 69,5% al 75% en septiembre, nivel del que no volvió a moverse.
Fuente: infobae.com