En plena era de concientización sobre el cuidado del agua, un recurso vital y no renovable, la esquina de José de la Iglesia y Santiago del Estero se ha convertido en un foco de desperdicio y deterioro. Desde hace varios días, un importante caño de agua se encuentra roto, provocando un derroche constante que alarma a los vecinos y transeúntes.
A pesar de las reiteradas campañas publicitarias que instan a no malgastar el agua, y de las multas que se aplican por su derroche, en esta intersección el líquido vital corre a borbotones sin que las autoridades responsables hayan intervenido para solucionar el problema.
El impacto no se limita al desperdicio de agua. El pavimento de la zona presenta hundimientos y daños evidentes debido a la filtración constante y al tránsito intenso, especialmente de vehículos de transporte pesado. Esta situación genera un riesgo latente para la seguridad vial, ya que los conductores se ven obligados a frenar bruscamente para evitar el sector afectado, aumentando las probabilidades de accidentes y choques en cadena, sobre todo en horas pico.
Vecinos y comerciantes de la zona exigen una respuesta inmediata para reparar la rotura y evitar mayores consecuencias. La falta de acción no solo representa un gasto innecesario de un recurso escaso, sino también un peligro para quienes circulan diariamente por esta arteria.
La conservación del agua y el mantenimiento de la infraestructura urbana son responsabilidades compartidas que requieren atención urgente.