Antonio Stiuso, agente de inteligencia argentina hasta diciembre de 2014, pidió en las últimas volver a declarar en la causa que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman.
Stiuso se presentó ante la fiscalía de Eduardo Taiano, a cargo de la investigación, y dijo tener información que puede ser importante para el expediente.
“Sr. Fiscal me presento y digo: Que luego de haber prestado declaración ante Ud en marzo de 2019, he tomado conocimiento por trascendidos periodísticos, de diversas cuestiones que no fueron abordadas en aquella oportunidad, y que considero que la Fiscalía debe conocer, a cuyo fin ofrezco prestar nueva declaración testimonial”, señala el exespía en la presentación.
Mediante un escueto escrito de apenas dos párrafos, firmado por él mismo y por su abogado, Santiago Blanco Bermúdez, Stiuso pidió volver a prestar testimonial tres años y medio después de haberlo hecho por última vez.
El ex espía identificó al expediente como la causa en la que “se investiga el homicidio de Natalio Alberto Nisman”. La decisión de aceptar o rechazar su nuevo testimonio depende ahora del fiscal Taiano.
En la causa están procesados el técnico informático Diego Lagomarsino, por haber provisto el arma que causó la muerte del fiscal, y un grupo de sus custodios, por el presunto incumplimiento de sus funciones.
La última actividad relevante de la investigación fue la declaración de más de medio centenar de agentes y ex agentes de la AFI que merodearon en aquel enero de 2015, cuando Nisman apareció muerto en un departamento de Puerto Madero, puntos geográficos que podrían tener alguna relación con la secuencia del deceso y los investigados.
Para el Poder Judicial, Nisman fue asesinado, sobre la base de un peritaje de la Gendarmería Nacional cuestionado judicialmente por supuestas inconsistencias.
La investigación por la muerte de Alberto Nisman
El informe que realizó en 2017 la junta interdisciplinaria de Gendarmería Nacional asegura que a Nisman lo asesinaron entre dos personas en la noche del 17 al 18 de enero de 2015, en su departamento del edificio Le Parc. Los asesinos ingresaron a su departamento, lo golpearon, lo redujeron y lo obligaron a ingerir ketamina.
Una persona lo sostenía por detrás, con una de las rodillas tocando el piso, mientras la otra llevó el arma hacia su cabeza y le disparó. El tirador dejó el arma en el piso, detrás del cuello del fiscal, y se retiró del baño para no pisar la sangre. El cómplice, que lo tenía tomado de las axilas, lo depositó en el piso y lo acomodó, concluyeron los expertos tras analizar las manchas de sangre.
Las conclusiones de ese análisis discreparon de los resultados de una junta criminalística anterior, a cargo de la Policía Federal, que en junio de 2015 había dicho que Nisman estaba solo y de pie cuando se disparó de frente al espejo.
Tanto el fiscal Eduardo Taiano, que lideró la investigación, como el juez Julián Ercolini, que lleva la causa, concluyeron en que no había contradicción entre ambos informes, sino que la Gendarmería, con una mirada integral, había llegado más lejos.
Otra de las claves que destierra la hipótesis del suicidio es que Nisman no tenía espasmo cadavérico, que es una posición rígida en la que quedan las manos de una persona cuando se dispara a sí misma. La conclusión que sacó la junta interdisciplinaria es que el fiscal agonizó antes de morir.
Todo el peritaje llegó a manos del juez federal Julián Ercolini, quien consideró que a Nisman lo mataron. “En pocas palabras, a Nisman lo habrían matado con el arma de Diego Lagomarsino, que fue la última persona que ingresó al departamento del fiscal”.
A su vez, el fallo del Juzgado Federal 10 también considera que se trató de instalar la idea de que Alberto Nisman se había suicidado, “por razones diversas vinculadas con la coyuntura y la vida pública en nuestro país”