Alberto Fernández volverá a ponerse en «modo profesor». Luego de las críticas que recibió el Gobierno por el escueto video, de apenas dos minutos, que no incluyó al Presidente y fue realizado íntegramente con la voz de una locutora en off e imágenes con datos de la pandemia. Para la renovación de esta cuarentena la Casa Rosada trazó un escenario diferente, en el que el jefe de Estado estará nuevamente al frente del anuncio, para instalar la importancia de retomar los cuidados individuales para contener el avance del coronavirus mientras se diseñan más apertura de actividades.
La decisión de que Fernández vuelva a hablar en el anuncio, previsto para este viernes «después del mediodía», se explica en la autocrítica que hacen en el Gobierno, a partir del impacto que generó un video cuya trascendencia contrastó con el volumen de los primeros anuncios, en los que el Presidente se rodeaba de gobernadores oficialistas y opositores.
«Lo importante es aprender de los errores. Y ahí le pifiamos. El Presidente va a hablar y explicar cómo continúan las medidas para contener al virus», reconocieron a Clarín en Casa Rosada, al confirmar que el anuncio volverá a estar a cargo de Alberto F. y que se intentará recuperar la impronta de hace unos meses, cuando el Gobierno todavía libraba la batalla discursiva con los movimientos anticuarentena.
Si bien desde agosto es Fernández el que sostiene que ya no existe la cuarentena, para el Gobierno los cuidados individuales deben continuar para poder avanzar en las aperturas de actividades, con una lógica: a mayor responsabilidad, menor impacto del coronavirus y mayor libertad. Se utilizará como eje la importancia del regreso a las clases presenciales.
Con el gobernador bonaerense Axel Kicillof aislado por haber sido contacto estrecho de un caso positivo de coronavirus, y con el diálogo cortado con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, todo hace pensar que no habría cumbre tripartita y, en consecuencia, se mantendrá la lógica de que cada distrito haga sus propias conferencias de prensa para anunciar las condiciones en las que continúa el aislamiento.
Igual, en Casa Rosada no descartan nada: «Por ahora lo único confirmado es que habla Alberto», repiten ante las consultas. El anuncio sería en vivo y el mandatario todavía debe definir si acepta hacer una conferencia de prensa.
Quienes sí hablaron e intentan mantener trabajo coordinado, a pesar de la tensión entre el Gobierno nacional con la Ciudad, son Kicillof y Larreta. Hubo en las últimas horas dos contactos telefónicos -lunes y miércoles- y seguramente vuelvan a comunicarse hacer antes de los anuncios y tras la última reunión de los jefes de Gabinete Santiago Cafiero (Nación), Carlos Bianco (Provincia) y Felipe Miguel (Ciudad).
Por primera vez, Kicillof será el portavoz de un esquema más aperturista que restrictivo: «Estamos en la quinta semana consecutiva de descenso, ya pasamos lo peor. Ahora van a tener que cerrar otras provincias», exponen cerca del gobernador bonaerense.
En la previa, este jueves el Presidente se reservó la tarde para hablar por videoconferencia con los gobernadores. Si bien tiene el informe que le hizo llegar el ministro de Salud, Ginés González García, Alberto F. quiere escuchar de sus bocas la situación sanitaria que afrontan y sus propuestas para la continuidad del aislamiento. No se privará de trasladar algunas de las recomendaciones que, un rato antes, le harán los expertos. La falta de protocolos es la gran preocupación.
En cualquier caso, con la pandemia en pleno crecimiento en las provincias y transitando una cierta estabilidad en el Area Metropolitana de Buenos Aires, la renovación de la cuarentena volverá a hacer foco en la necesidad de no relajar los cuidados personales, a pesar de la fatiga social que se advierte a siete meses del inicio de las medidas restrictivas.
El gran dilema que se le presenta a Fernández, apuntan fuentes oficiales, tiene que ver con que son los propios mandatarios provinciales son los que plantean objeciones para imponer cierres de actividades, a pesar del crecimiento de casos.
Un ejemplo claro de esta situación es Mendoza, donde el gobernador Rodolfo Suarez en pleno ascenso de casos habilitó la reuniones familiares de hasta diez personas, con el argumento de que «ya ocurren» en forma clandestina, y redobló la apuesta al reclamarle al Gobierno el regreso de los vuelos, preocupado por motorizar el turismo, factor clave de la economía de su provincia.
Aunque integra Juntos por el Cambio, Suarez había trazado una buena relación con Fernández, como sus pares radicales Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes), pero fue el manejo de la pandemia lo que los distanció. De hecho, a principios de septiembre el Presidente pensaba desembarcar en la provincia pero sorpresivamente decidió suspender su visita: curiosamente fue luego de que trascendiera que le reprochó a Suarez haber continuado con aperturas de actividades a pesar de que le había «avisado» del riesgo por un crecimiento de los casos.
Pero no sólo entre opositores encuentra problemas el Gobierno. En Casa Rosada admiten críticas a la gestión sanitaria del gobernador de Tucumán, Juan Manzur, distrito que ayer secundó a la provincia de Buenos Aires en la cantidad de casos, con 2.217 nuevos contagios.
«Varias provincias subestimaron el problema y tienen sistemas sanitarios muchas frágiles que el del AMBA», cuestionan en Nación. Y atribuyen esta situación a que vieron la pandemia «desde lejos». «Se da la paradoja que en el interior del país se cuenta con el fenómeno de la fatiga social de estar en cuarentena sin haber tenido grandes restricciones, salvo excepciones como Chaco, donde tuvieron el problema fuerte desde el inicio», razona un funcionario con despacho en Balcarce 50.
FUENTE: Clarín