Lo que nació en la antesala al ansiado sí de Marcelo Gallardo, durante una reunión entre el director técnico y la dirigencia, fue una verdadera fiesta para el pueblo millonario. En un evento bajo el nombre “Y va el tercero”, la gente de River Plate deliró y rememoró el, probablemente, triunfo más importante en la historia de la institución. La victoria por 3 a 1 ante Boca Juniors en el Santiago Bernabéu de Madrid, por la final de la Copa Libertadores 2018.
Los festejos iniciaron bien temprano. Mientras buena parte de los simpatizantes se alistaban para marchar rumbo al Obelisco para formar parte de la Caravana Eterna -el otro evento de la jornada-, las redes sociales del club de Núñez comenzaron a animar al público reviviendo el minuto a minuto de lo acontecido en la casa del Real Madrid.
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El Monumental se vistió para la ocasión con gigantografías con la Copa Libertadores y la cara del entrenador o alguna de las principales figuras del plantel del 2018. También se colocaron carteles especiales de “bienvenidos” en cada acceso, con la fecha 9/12 y la palabra “Eterno”.
La gente por la calle se acercaba al Antonio Vespucio Liberti con algún souvenir alusivo a la ocasión, ya sea una remera o una bandera, pero en su mayoría había un guiño al triunfo ante el rival de toda la vida.
La organización también jugó su papel. Mientras en las distintas pantallas gigantes que se ubicaron en cada uno de los córners pasaban imágenes del partido, por los parlantes sonaban distintas canciones para animar al público, como Qué quiere la Chola, de Los Palmeras o Pasos al costado, de Turf.
A las 20.18 los altoparlantes se encendieron para dar comienzo. “Bienvenidos al Santiago Bernabéu para ver la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors”. Fue un calco de lo vivido en la capital española, incluso se dieron a conocer las alineaciones.
Un cuarto de hora después, las luces se apagaron. Con los relatos de Mariano Closs de fondo, se dio comienzo a una velada especial. Con la arenga del conductor Matías Martin, el público respondió con el “River, mi buen amigo”, como si el partido ante el Xeneize estuviese a punto de comenzar.
Leo Ponzio dejó el brazalete de capitán de un lado para convertirse en el locutor de la mayoría de los videos. Con su voz en off, el oriundo de Las Rosas fue rememorando desde la épica en Porto Alegre hasta los goles en Madrid.
Con el “River, RIver yo te quiero”, entraron los héroes de Madrid y los futbolistas del actual plantel, que se acaba de coronar campeón de la Liga Profesional. Sin embargo, la primera gran ovación fue para Marcelo Gallardo, quien acaba de anunciar su continuidad. “Gallardo es de River, de RIver no se va”, rápidamente exclamó la gente para mimar a su gran ídolo.
Los principales referentes, como Ponzio, Pinola (bromeó con el tanto del Pity Martínez y su corrida pensando que podía llegar a anotar, lo que generó una risa generalizada), Armani, Milton Casco y Enzo Pérez fueron los primeros en interactuar con la gente.
Por supuesto que también hubo lugar para la música. Los Pibes Chorros tocaron, en versión cumbia, tres hits para levantar a la hinchada: “Señores yo soy del Gallinero”, “Sólo le pido a Dios…” y “Soy de RIver y lo sigo a todos lados”.
Luego de los chiflidos a Carlos Tevez tras un video en el que se quejaba por las agresiones que sufrió el micro de Boca en la antesala al partido de vuelta, llegó el turno de los dirigentes Rodolfo D’Onofrio y Jorge Brito, quienes explicaron el detrás de escena de cómo se decidió trasladar el encuentro al Santiago Bernabéu.
El que tampoco faltó fue el famoso sweater rojo del presidente, el cual se convirtió en una cábala a lo largo de sus dos ciclos al frente del club. La prenda tuvo un lugar de privilegio: en los hombros de la camiseta titular de aquel 9 de diciembre y al lado del trofeo más deseado de América.
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Los altoparlantes también le dieron pie a los tantos de Quintero y Martínez. Con el pitazo final del árbitro, en esta remake que se montó en el Monumental, un emocionado Marcelo Gallardo tomó el micrófono. La ensordecedora ovación tocó una fibra íntima en el Muñeco. Napoleón no se pudo contener. Saltó de la banqueta y, de manera inesperada, comenzó a cantar de manera eufórica “River, River de mi vida”. Los jugadores rápidamente se acoplaron para armar una ronda en la mitad de la cancha. Enzo Francescoli, por su parte, coreaba al ritmo de la gente un cántico dedicado a Boca.
El entrenador dio un discurso que encendió por completo al estadio, con una indirecta para el clásico rival. “Viajen conmigo 30 segundos. Cierren los ojos e imagínense si hubiéramos perdido ese partido. El dolor que estaríamos viviendo en este momento. Ahora abran los ojos y miren a su alrededor. Vean, vivan y sientan que ganamos la final más hermosa del mundo. Esa va a ser una realidad todos los 9 de diciembre, por el resto de nuestras vidas”.
Con Agapornis haciendo una versión de Qué quiere la Chola, todo el plantel se levantó para bailar y delirar junto a la gente en un cierre mágico. Un impactante show de fuegos artificiales sirvió para darle cierre a una noche mágica y llena de recuerdos para el Mundo Millonario.
Sin embargo, pese a que las luces se encendieron, marcando el clásico fin de fiesta, le gente en la tercera bandeja se rehusó a marcharse, y con bengalas y pirotecnia alentó durante varios minutos y le dedicó varias canciones a los de La Ribera.
Y se fue el tercero, pero la alegría en River perdura y será para siempre…
Fuente: Infobae.com