La «fumata negra» es la señal visible que emite la chimenea de la Capilla Sixtina en el Vaticano para comunicar que, tras una ronda de votación en el cónclave, los cardenales no han logrado el consenso necesario para elegir al nuevo papa. Este humo oscuro indica que ningún candidato alcanzó la mayoría de dos tercios requerida para ser nombrado pontífice.
El proceso de elección se realiza a puerta cerrada, con 133 cardenales menores de 80 años votando en la Capilla Sixtina. Luego de cada votación, las papeletas se queman junto a sustancias químicas que determinan el color del humo: negro si no hay acuerdo y blanco si se eligió al nuevo papa.
La tradición de la fumata se remonta al siglo XIX y se ha modernizado con mezclas químicas para hacer el color más visible. El humo negro se produce con perclorato de potasio, antraceno y azufre, mientras que el blanco utiliza clorato de potasio, lactosa y resina de pino.
Así, la fumata negra mantiene en expectativa a los fieles y al mundo, señalando que el cónclave continúa sin un nuevo líder, quien será anunciado únicamente cuando el humo blanco salga de la chimenea y el cardenal protodiácono proclame el «Habemus Papam».