La cuestión de la pandemia que tiene en vilo al mundo entero parece haberse convertido en otra lucha de oportunismo político. Pareciera que sólo importa, a quienes son encargados de representar al pueblo, la primacía de sus intereses individuales. No es difícil darse cuenta que los políticos disputan para ver quién tiene menos casos y menos muertos a causa del Coronavirus, lo que conlleva a que la multitud de otros problemas (bastante graves) queden no en un segundo plano, sino en un tercer plano.
No es un caso aislado el de la Provincia de Jujuy donde no se reportan infectados desde hace 15 días y afortunadamente no hay muertos, lo que colocaría al Gobernador Gerardo Morales en una situación de ventaja frente a otros colegas y que quizá le sirva en un futuro como campaña para su tan ansiado sueño de llegar al ejecutivo nacional.
En un reciente discurso del Gobernador, refiriéndose a los estudiantes jujeños que están en otras provincias, dijo que “sólo Jujuy está en cuarentena y el resto en aislamiento” concluyendo entonces que las cosas se hacen bien sólo donde él gobierna. Pero por supuesto que no es más que un intento de sacar ventaja mediante un discurso con sinónimos que puedan confundir a alguno, tal vez. Pero me gustaría preguntarle a Morales, si no se enoja, ¿cuál es la diferencia entre aislamiento y cuarentena? No sé, tal vez Dios pueda responder, pero usted no lo es, aunque tal vez lo crea.
Incluso puedo hacerle una serie de preguntas señor Gobernador, preguntas que un simple mortal puede responder. Le comento: soy estudiante y resido en la Provincia de Córdoba como tantos otros acá, en Tucumán, Buenos Aires, etc. y son muchos los casos en los que el dinero no alcanza. Ya era complicado el día a día por el mal manejo de la economía por políticas impulsadas por la clase política, lo que se profundizó con las medidas sanitarias que ha tomado Usted y el resto de los gobernantes de éste país – con razones más que atendibles -, que produce sin dudas el aumento de la pobreza y el desempleo. Muchos estudiantes viven con lo justo: de lo que pueden mandarle sus padres, aquellos que necesitan trabajar todos los días para poder vivir y que ahora no pueden facturar. Otros que viven entre los aportes de los padres o familiares y el fruto de su propio trabajo o exclusivamente de este último. Por lo tanto le pregunto, señor Gobernador, ¿de qué cree que viven esos chicos? ¿Qué cree que comen? Demás está recordarle que la mayoría no cobra nada del Estado y menos los sueldos que tienen otros como los legisladores o integrantes de poderes ejecutivos ó jueces. A lo mejor, se está manejando con un falso simbolismo de que “como pueden estudiar afuera son ricos” y los trabajadores que rescató de Mendoza, por ser simples trabajadores, merecen la posibilidad de volver a sus casas. ¿Con qué vara se mide eso? ¿Los trabajadores jujeños son ciudadanos de primera y los estudiantes jujeños de segunda? Le recuerdo que, como usted no es un Dios, no puede elegir entre quién vive o quién muere o quién entra y quién sale.
Puedo contarle de un caso cercano, si es que le interesa por supuesto. Una conocida que se mantenía como estudiante con un plazo fijo que tenía su abuela. Ese dinero se terminó (porque el dinero se acaba, aunque Usted no lo crea) y entonces esa estudiante jujeña tenía que buscar un trabajo para poder seguir viviendo en Córdoba y seguir con sus estudios universitarios. En medio de la búsqueda se decretó la cuarentena obligatoria que por supuesto imposibilitó conseguir un empleo y ahora necesita volver a casa de sus padres porque no tiene cómo subsistir. El problema reside en que para hacerlo debe hacer una serie de gastos que, desde el vamos, no tiene cómo costear. La odisea de la estudiante sería algo así: debería sacar un permiso nacional y otro provincial. Luego debería conseguir un transporte y pagarlo quién sabe a qué costo. Hasta aquí todo normal, pero no es el fin. La historia continua en un hotel elegido a dedo por usted, señor Gobernador, que deberá ser pagado durante quince días de su propio bolsillo sin contar que la limpieza y los alimentos también corren por cuenta propia. De otro modo, si no puede pagar el hotel, entonces deberá pagarse un test para saber si está infectada, que también es oneroso, y pasada toda la burocracia podría volver a su hogar. Esto me lleva a otras tantas preguntas y es que en un país de locos los presos pueden volver a sus casas a cumplir condena en prisión domiciliaria por “miedo al contagio”, pero los ciudadanos honestos debemos estar presos de la burocracia estatal. Le pregunto, señor Gobernador, ¿cómo cree que la estudiante sin trabajo puede costear todo eso? Si no puede hacerlo, ¿cómo cree que pueda seguir encerrada en otra provincia? Para nosotros, los estudiantes que somos jujeños de segunda, se nos complica y quizá Dios pueda ayudarnos porque usted, claramente, habría decidido no hacerlo.
También recuerdo que supuestamente se hizo un pedido por test que arrojaban el resultado en 3 horas y que si son pagados por los propios usuarios serían más baratos que todo el tour turístico que usted propone. En caso de existir estos test sería menos complicada la entrada a su pequeño gran Estado, señor Gobernador. Pero, ¿existen tales test? ¿Dónde están? ¿O el pedido ya fue usado por ciertos sectores privilegiados? ¿Esos sectores que también tenían información privilegiada que les permitió tomar decisiones antes de que estalle todo el desastre porque sabían lo que iba a pasar? Aquí entra otra cuestión y me doy cuenta que los estudiantes no son de segunda clase, sino sólo los estudiantes que no son hijos de políticos o sectores aledaños. Según entiendo muchos pudieron volver a sus hogares justo antes que suene la campana ¿no es así? Algunos pueden fijarse en su propia casa y comprobarlo empíricamente.
Por último, señor Gobernador, le pregunto: ¿Por qué no podemos volver a nuestros hogares y realizar la cuarentena ahí? ¿Somos más peligrosos e impredecibles que los presos? ¿No tienen capacidad para controlar que unos cuantos no salgan de sus hogares? Unos cuantos que estamos encerrados hace 30 o más días, le aclaro. Cuando se produzca alguna muerte de un jujeño fuera de la provincia, por la cuestión que sea ¿usted no será culpable de aquello? Francamente, todos sabemos que los políticos tienen sublimada la culpa y en su carrera presidencial, un muerto que no esté dentro de sus límites, parece que poco le interesa.
Claro está en todo lo que escribo que los estudiantes no quieren volver a Jujuy porque extrañan a papá y mamá. Muchos estamos en provincias donde es muy probable que el sistema de salud colapse y no tenemos “contacto” alguno para salvarnos ni siquiera de una infección de muela. Tampoco tenemos a quién pedir ayuda si nos quedamos sin comida o insumos de cualquier tipo. Usted, desde la comodidad de su casa y el sueldo bastante alto que se le brinda por los impuestos que pagan todos los jujeños , incluyendo a los padres a quienes les pide paciencia, no tendrá problema alguno. Por lo tanto me quedo con esta reflexión en la que un ateo le dice que es más probable que Dios nos ayude a que el responsable de hacerlo lo haga. Usted no es Dios y desde luego que no es el dueño de Jujuy.
Tomás Civetta