La Policía de Guatemala dispersó a la fuerza este lunes una caravana con miles de migrantes hondureños, apostados durante el fin de semana en una carretera en el poblado de Vado Hondo, y terminó de ahuyentarlos con el uso de bombas lacrimógenas.
El contingente policial avanzó con fuerza sobre la masa, haciendo un fuerte ruido mediante el golpe de sus macanas contra escudos, logrando que unos 4000 migrantes retrocedieran y otros corrieran hacia los lados, dispersándose dentro del pueblo, pero aún en territorio guatemalteco.
En su huida, varios de los caminantes trataron de lanzar piedras a la policía, que respondió lanzando gases lacrimógenos para seguir alejándolos en dirección a la frontera con Honduras, ubicada a unos 50 kilómetros.
La operación policial puso a correr a muchas familias, entre ellas madres con niños pequeños. «Yo voy con mi hijo, yo en Honduras no tengo donde vivir», dijo una mujer al canal Guatevisión, tras la estampida, tomando aliento al lado de un poste.
«Si tuviéramos pisto (dinero) no estaríamos aquí yéndonos al norte (Estados Unidos). Lo tratan como perros a uno, no tiene que ser así», decía otra señora, que llevaba a dos niñas, una tomada de cada mano.
La carretera donde los migrantes estaban desde el sábado, quedó despejada para el avance del transporte de carga, cuya mercancía corría el riesgo de estropearse.
Autoridades guatemaltecas calculan que entre 7000 y 8000 personas han entrado a su territorio desde el viernes, tratando de huir de la violencia y la pobreza agravada por la pandemia del coronavirus y el paso de dos devastadores huracanes en la región a fines de 2020.
«Estamos aguantando el hambre», se lamentó una madre hondureña, con su hijo de 15 años, su hija de nueve y su sobrina de cuatro. «Solo agua y alguna galleta hemos comido», añadió la mujer, quien se negó a dar su nombre, pero agregó que ella y otros viajeros habían formado un círculo de oración mientras acampaban.
Salieron la madrugada del viernes desde San Pedro Sula, en Honduras, punto habitual de encuentro para este tipo de marchas. En su mayoría, los migrantes acusan al presidente Juan Orlando Hernández de su desgracia.
Dicen tener la esperanza de una posible flexibilización de las políticas migratorias en Estados Unidos, cuando el presidente electo, Joe Biden, asuma el próximo miércoles. Posibilidad que Washington ya rechazó.
Desde octubre de 2018, más de una docena de caravanas, algunas con miles de migrantes, han salido de Honduras rumbo a Estados Unidos, pero la mayoría ha fracasado por la intensificación de los controles.
En una rueda de prensa, el canciller guatemalteco, Pedro Brolo, agradeció el apoyo de los gobiernos de México y Estados Unidos para el traslado de los hondureños de regreso a su país y lamentó en cambio que las autoridades de Honduras no hayan colaborado para retener el flujo de migrantes.
Por su parte, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo que espera Biden impulse una reforma migratoria una vez que asuma el poder esta semana.
«Espero que el día que tome posesión (…) hable sobre este tema y en el caso de los migrantes, los que están en tránsito, que se les ofrezca una opción, una alternativa, nada más que coordinada de conformidad con las leyes migratorias de cada país, que no sea por la fuerza», añadió.
Fuente: lanacion.com.ar