Ayerse llevó a cabo una nueva marcha de jubilados en Buenos Aires, frente al Congreso de la Nación, en un contexto marcado por el rechazo a los magros aumentos en las jubilaciones y la reciente eliminación de la moratoria previsional. La manifestación, que se repite cada miércoles desde hace más de un año, contó con el apoyo de sindicatos como la UOM, ATE y partidos de izquierda, quienes se sumaron a los reclamos por mejoras en los haberes y la restitución de medicamentos gratuitos.
El operativo de seguridad, comandado por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, fue masivo, con la participación de efectivos de la Policía Federal, la PSA y Prefectura. Las fuerzas de seguridad buscaron evitar que los manifestantes cortaran las calles, aplicando el protocolo antipiquetes y utilizando gas pimienta para dispersar a la multitud. En varios puntos, como la esquina de Callao y Rivadavia, los jubilados fueron rodeados para impedir que bajaran de las veredas, lo que generó gritos, empujones y corridas.
Esta marcha se da tras dos semanas de alta tensión, especialmente el miércoles 12 de marzo, cuando la presencia de hinchadas de fútbol derivó en violentos enfrentamientos con la policía, dejando más de 100 detenidos y 46 heridos, entre ellos el fotógrafo Pablo Grillo, quien aún se recupera en el hospital Ramos Mejía.
La situación se ha agravado desde que, el 23 de marzo, venció el plazo para la regularización de aportes, dejando a miles sin la posibilidad de jubilarse.
Los manifestantes, en su mayoría jubilados, expresaron su indignación ante lo que consideran un abandono del sistema previsional y un uso desmedido de recursos en seguridad. «Pienso que es una tristeza que pongan a argentinos enfrentados a otros argentinos que venimos a reclamar por dignidad», expresó una mujer de 72 años durante la protesta. La marcha refleja un clima de creciente descontento social frente a las políticas económicas y sociales del gobierno.