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La historia de amor y desamor entre Patricia y Mauricio. Tensión en el PRO. Bullrich levanta vuelo y Macri le quiere cortar las alas

El acuerdo entre Patricia Bullrich y Mauricio Macri con La Libertad Avanza que permitió que Javier Milei llegara a la presidencia y que finalmente dinamitó a Juntos por el Cambio, hoy atraviesa horas de alta tensión. Si bien los actores de dicho acuerdo siempre dijeron que se trataba de una “ayuda” incondicional, lo cierto es que por razones hasta de uso y costumbre, era de esperarse que parte de los Halcones de JxC formaran parte del gobierno que se inicia el 10 de diciembre próximo.

Cabe, en éstas líneas, destacar la actitud de Patricia Bullrich, quien ganó la interna en su fuerza política, dejando atrás a Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales, pero que perdió en la elección general de octubre. Las razones de tal derrota no sólo fueron la “ola Milei” ya que el libertario, en términos de porcentaje, no logró sumar puntos entre la PASO y las generales, sino que habría que analizar cómo es que el candidato del peronismo/kirchnerismo, Sergio Massa, logró sumar los puntos que le “faltaron” a Bullrich para entrar al Ballotaje.

Quienes son mal pensados, y en política siempre hay que serlo, ven allí una alianza estratégica preexistente entre el actual jefe de la UCR, Gerardo Morales, algunos otros radicales y “palomas” del PRO con Sergio Massa.

El 22 de octubre a las 21 horas, Milei era un candidato derrotado. Esa noche quedó sepultada la idea de los libertarios de ganar en primera vuelta ó quedar muy cerca de dicha posibilidad, Mientras en el bunker de Bullrich, sus huestes intentaban explicar la derrota estrepitosa y el crecimiento de Massa, Macri festejaba por lo bajo y tratando que no se notara su algarabía por el resultado.
De un plumazo y sin gran esfuerzo había derrotado a Larreta y Morales, a través de Bullrich, en las PASO, esa misma noche marcó con su discurso el camino a seguir y casi sin ocultarlo dejó ver que entre sus preferencias estaba el tal Milei. Su frase fue: “Hoy el 60% de la sociedad eligió en contra del populismo”.

Bullrich aquella noche fue mucho más generosa con el ex presidente que lo que fue en 2021 Larreta. Le dio la palabra final y Macri en vez de empoderarla, veladamente la puso en igualdad de condiciones que a Milei. Comenzaba otra jugada y el fundador de PRO empezaba a disputar el Segundo Tiempo.

Horas más tarde, en una entrevista televisiva en La Nación +, ante la pregunta clara de un periodista: “¿qué le diría Usted a quienes lo votaron y ahora eligieron a Milei?”; la respuesta fue tan ambigua que daba hasta pudor escucharla.

Contra viento y marea, a pesar de las traiciones a la orden del día, campañas inexistentes en territorios de varios radicales y apoyos claros a Massa con manejo de recursos y hasta fiscales a favor del ministro de Economía, y Mauricio jugando a dos puntas, Bullrich lo intentó todo para lograr un buen resultado el 22 de octubre.

Aquella noche de octubre, Milei era un candidato derrotado y la continuidad de Massa y el kirchnerismo en el gobierno podía sentirse en el ambiente. Bullrich, sacudiéndose el dolor de la derrota y con extraordinaria visión política, decidió convertirse en la heroína menos pensada a menos de 24 horas de las elecciones. Analizó y actuó. Habló con Macri, a sabiendas que el fundador del PRO venía jugando para Milei desde mucho antes, se reunieron con el candidato libertario, ella decide hacerlo presidente invistiéndolo del poder de más de 6 millones de votos, que son los que genuinamente había logrado ella misma con propios y ajenos en contra.

La conferencia de prensa en la que anunció su apoyo al candidato libertario generó la respuesta inmediata de la UCR, que igualmente se reuniría ese mismo día para plantear “neutralidad”, neutralidad que quienes conocemos a los actores que encabezaron la conferencia de prensa radical, intuíamos que era falsa y que sólo se trataba de una treta para atacar a Milei y beneficiar a Massa, porque aquella alianza preexistente a la que se hace referencia en éste texto estaba más viva que nunca desde el año 2018.
Macri desde su casa monitoreó todo, incluso a su verdadero candidato desde el principio, léase Javier Milei.

Morales, Lousteau y Yacobiti disfrazaron su apoyo a Massa de neutralidad. Las palabras dichas, en éste marco son evidencia e indicio de dicha alianza, a saber: “Si gana Milei no vamos a poder pagar los sueldos de enero, febrero y marzo, cuidado con el salto al vacío”, dijo Morales antes de la elección, olvidando que el recorte en los recursos coparticipables por Ganancias y la devolución del IVA ya condiciona en el presente a las arcas de las provincias que dependen de la coparticipación de impuestos para sostener sus Estados, llevado adelante por Sergio Massa, a quien nada le reclamó el pope radical.

Un alto funcionario de Jujuy, antes del 19 de noviembre, confesó: “A mí me da lo mismo Milei ó Massa, si hoy ya con Massa no podremos pagar los sueldos en tiempo y forma”. Ergo: Morales mentía.

Bullrich y todo su equipo se pusieron la campaña al hombro, desaparecieron de la escena nacional los “copitos” que supieron acompañar a Milei, y aparecieron los voceros serios del “halconismo organizado”. Bullrich y Petri pidieron el voto para el libertario a viva voz en cuanta tribuna encontraron, miles de fiscales y fiscales generales halcones poblaron las escuelas del país y colaboraron desinteresadamente con las filas de Milei. Pero lo más llamativo no fue todo aquello, sino el compromiso que asumió Mauricio Macri con la campaña.

Muchos bullrichistas lamentaban que el ex presidente a quien Bullrich acompañó hasta a las puertas de un juzgado, lo defendió frente a los que querían jubilarlo y le dio un lugar de privilegio el 13 de agosto a las 21 horas, no hubiera o hubiese puesto el 10% de dicho énfasis para apoyar y ayudar a Bullrich en sus declaraciones públicas, donde siempre fue tan ambiguo que algunos sentían hasta un poco de vergüenza.

Finalmente, el resultado electoral golpeó como nunca antes al peronismo, al ala radical (que perdió el 13/08 y el 19/11) y a las palomas del PRO. Milei se convirtió en presidente sumando casi en su totalidad los votos de Patricia Bullrich.

Macri se hizo cargo del triunfo, íntimamente satisfecho por haber derrotado a sus enemigos internos en JXC y a Massa y el kirchnerismo. A partir de ese momento, todo el tiempo, intentó hacer valer su posición de “jefe”, en forma solapada con Milei y de manera más burda con Patricia.

Mandó emisarios a Milei para decir que él no quería nada, que ya estaba hecho, pero que cualquier negociación posible sólo debía realizarse con él. Se fue sólo a visitar a Milei al hotel Libertador y viajó a Arabia. No dejó de operar nunca, y de intentar quitar del medio a Bullrich. Todo el tiempo tratado de subordinar a la ahora ex candidata a Presidente, provocando un ninguneo que produce tanto pudor como sus dichos después del 13 de Agosto donde no la empoderó.

El bullrichismo se cansó. Solo el tiempo y la historia dirán qué dimensión ha tomado Bullrich a partir del 23 de octubre. Es probable que Macri haya ganado la partida pero también es posible que el ex presidente no esté midiendo el nivel de reconocimiento y aceptación que ha tenido y tiene el gesto de Patricia Bullrich.

Macri está enojado con Patricia porque ella decidió ser autónoma y aportar lo que la Patria precise para sacar al país adelante. Macri quiere ser siempre el Jefe y sin duda es una personalidad que siempre será gravitante en el PRO pues es el fundador y llegó a ser Presidente. Pero hoy Bullrich ya no es aquella del 13 de Agosto a las 21 horas. Se ha convertido en una estadista que estaría dispuesta a disputarle su propia autonomía al hombre que no fue capaz de acompañarla y empoderarla desde su lugar de «primus inter pares». El juego está abierto.

Tal vez si Cristian Ritondo no es el presidente de la Cámara de Diputados, la crisis en el PRO se profundice. Y más aún si en uso del poder simbólico que logró en las urnas Bullrich se constituye como Ministra de Seguridad y Luis Petri Ministro de Defensa.
Mientras tanto, el Jefe Macri llegará mañana de Arabia para seguir negociando por Ritondo. Y el bullrichismo aportando experiencia a un equipo amateur de libertarios. Dijo algún hombre amigo de ambos: “estamos preocupados: Papá y Mamá están peleados… pero por suerte, todavía no es divorcio”

Rosario Agostini

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