El candidato conservador Guillermo Lasso protagonizó una remontada histórica en Ecuador, que lo llevará de forma sorprendente hasta el Palacio presidencial de Carondelet, que ya había acariciado en 2017 tras caer derrotado por algo más de dos puntos frente a Lenín Moreno.
Escrutado el 97% de los votos, el abanderado del Movimiento CREO y del Partido Social Cristiano (PSC) obtuvo el 52,5% de los votos, frente al 47,4% de su rival, el correísta Andrés Arauz.
“Este es un día histórico, un día en que todos los ecuatorianos han decidido su futuro, han expresado con su voto la necesidad de cambio y el deseo de mejores días para todos”, dijo Lasso esta noche luego de conocerse los resultados e inmediatamente agradeció a Dios y a sus padres, a quienes depositará una ofrenda mañana en su tumba, anticipó.
“Quiero agradecer a los ecuatorianos que me han brindado su confianza, que han salido a votar con espíritu democrático y lo han hecho en paz, que han dado un mensaje muy claro y contundente: ‘los ecuatorianos creemos en la democracia, creemos en la libertad’”, agregó como parte de su discurso de victoria, al canto de “Lasso presidente”.
Por su lado, Arauz admitió la derrota. “Le felicitaré por el triunfo electoral obtenido hoy y le demostraré nuestras convicciones democráticas”, afirmó en un discurso en su centro de campaña en Quito.
Un varapalo inimaginable para el elegido por el expresidente Rafael Correa para regresar por la puerta grande a su país desde su exilio en Bélgica, su primer encontronazo electoral desde 2007. Y una derrota en toda regla para el Grupo de Puebla y los aliados más cercanos a Correa, tanto Evo Morales como Nicolás Maduro. Todos ellos apostaron sin ambages por Arauz en su intento de ensanchar la llamada Patria Grande.
A la postre el hastío de Ecuador frente a los abusos y la corrupción de la revolución ciudadana, el anticorreísmo militante, influyó de forma definitiva en el resultado. El voto oculto que esperaba la Unión para la Esperanza (UNES) fue realmente un voto de castigo.
La decisión del presidente Moreno de no inmiscuirse en el proceso para favorecer a Lasso también fue determinante: el mandatario que se rebeló frente a Correa se despedirá de la presidencia con uno de los índices de desaprobación más altos de la Historia.
“Lasso sumó más de 30 puntos en esta segunda vuelta. Hizo una campaña casi perfecta”, destacó para LA NACIÓN el analista Matías Abad. Desde el 19,74% de la primera vuelta hasta cerca del 53% en el balotaje, unas cifras casi inéditas en el continente.
Nadie daba un dólar por Guillermo Lasso, de 65 años, al acabar la primera vuelta. Vapuleado, avejentado, quebrado físicamente y hasta puesto en duda por sus seguidores ante el empuje de sus rivales. El candidato conservador, en sus terceros comicios presidenciales, pasó al balotaje por escasos 32.115 votos, pero en verdad parecía un político derrotado.
Todo comenzó a cambiar con el careo vivido con el indígena Yaku Pérez en el interior del Consejo Nacional Electoral (CNE). Lasso se reivindicó y comenzó a enseñar cuál era su mensaje para la remontada: el reencuentro nacional. Como si fuera un ave fénix, ensanchó su agenda política sin los condicionamientos de su ideología y su pertenencia al Opus Dei hasta conseguir el apoyo de Xavier Hervás, el candidato de Izquierda Democrática, y de la compañera de fórmula política de Yaku Pérez.
Su equipo de redes sociales fue capaz de seducir a los votantes más jóvenes con un atrevimiento inusual, al ritmo de Bad Boy de Michael Jackson y unos zapatos rojos que simboliza una campaña que recorrió de forma inteligente el territorio nacional.
“Ejecutó correctamente una estrategia de ampliar su base de votantes, especialmente de jóvenes quienes ademas se convirtieron en sus principales operadores de campaña. De manera espontánea y creativa”, añadió Abad, quien también subrayó “golpes incisivos que arrinconaron a su adversario”.
Para la historia de la estrategia electoral quedará el debate presidencial donde Lasso acuñó un lema (“Andrés no mientas otra vez”), que acabó convirtiéndose en un mantra popular.
Otro factor clave fue el voto indígena. “Parece que los votantes de la sierra central (que apostó por Yaku en febrero) optaron por Lasso en vez de votar nulo o en blanco”, desvela el analista John Polga-Hecimovich.
Las felicitaciones comenzaron a llegar desde fuera del país. “Acabo de hablar con Guillermo Lasso para felicitarlo por su triunfo, que es muy importante para Ecuador y para la región”, anunció el expresidente argentino Mauricio Macri.
“Acabo de hablar con Lasso para felicitarlo por su triunfo y para ponernos a trabajar en conjunto en los temas que tengamos en común nuestros países”, señaló el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, a través de sus redes sociales.
La remontada de Lasso provocó de inmediato la reacción de Correa, el principal derrotado de la noche. El jaguar de América Latina, como el mismo se identificó, no pudo rugir con la fuerza que anunciaba. Pese a ello, apoyado en medios amigos y en su aliados internacionales, denunció un supuesto fraude sin aportar ni una sola prueba y con la connivencia de los enviados del Grupo de Puebla. Arrastrado por la misma estrategia, Arauz cantó una victoria nada más empezar el recuento que los datos demostraron minutos después que era falsa. “Esta es una victoria del pueblo ecuatoriano, les pido a nuestros delegados mantenerse vigilantes para cuidar cada uno de nuestros votos”, declaró sin mayor entusiasmo.
“Lasso fue hábil en no dejar que Arauz se desmarque de su pasado en el gobierno de Correa y de mantener viva su presencia en campaña. Sin Correa, Arauz no llegaba a segunda vuelta, pero con Correa a tu lado no creces más allá de tu techo. Correa tiene mucha resistencia y se logró trasladar el relato a una elección Correa contra AntiCorrea”, sentencia Abad para LA NACIÓN.
Frente a la desesperación de sus rivales, el exbanquero de Guayaquil guardó silencio durante las primeras horas del escrutinio hasta que decidió descorchar las botellas de champán con su familia y su equipo de colaboradores, principales responsables de la remontada vivida.
El siguiente reto para Lasso también estará lleno de obstáculos: plasmar los apoyos recibidos durante la campaña en un gobierno que cohabite con un Parlamento fragmentado, sin mayorías y con intereses dispares. Y con un monstruo enfrente, como la pandemia provocada por el coronavirus, que ya ha matado en Ecuador a más de 17.000 personas. La vacunación será la primera prueba de fuego para el presidente.
La plataforma del presidente electo en la Asamblea Nacional cuenta con 30 diputados, los 18 del PSC y los 12 de CREO. Frente a la bancada oficialista se sitúa el correísmo, con 49 de los 137 escaños. Y entre ambos se sitúa la alianza que se está labrando entre Izquierda Democrática (18), cuyo abanderado, Xavier Hervás, se ha decantado por Lasso en el balotaje; y Pachakutik (27), que obtuvo un apoyo histórico pero que vive una guerra interna entre quienes se decantan por el voto nulo o por el respaldo a los dos presidenciables.
“Más allá de la división derecha-izquierda, estas elecciones también eran una especie de referéndum sobre el populismo y los legados de sus líderes populistas más importantes de los últimos 30 años”, sentenció Polga-Hecimovich, profesor de política comparada.
Fuente: lanacion.com.ar