Las encuestas de distintas consultoras que llegan a los más importantes despachos del Frente de Todos devolvieron esta semana un panorama preocupante sobre las perspectivas para las elecciones, que empeoran para el Gobierno desde el comienzo del año. “Hoy estamos enfrentando una derrota, o una catástrofe”, dijo un funcionario del oficialismo con experiencia en el análisis de opinión pública, que sigue los números muy de cerca. La perspectiva de que habrá un revés grave está cada vez más afianzada en el espacio, donde referentes del kirchnerismo y del ala moderada admiten que ven muy lejana la posibilidad de un repunte antes de las PASO.
Los gráficos parecen confiables si se tienen en cuenta las coincidencias entre las mediciones de corto plazo y los hechos políticos más reciente. Según señalaron las fuentes, en la semana del escándalo por el asesinato del chofer en La Matanza, por ejemplo, registraron un pico marcado en la imagen negativa del FDT. Y en los días posteriores al renunciamiento de Mauricio Macri a su candidatura, los gráficos les mostraron una mejora significativa para el ex presidente y, por consecuencia -según analizaron-de la presidenta de PRO, Patricia Bullrich.
Las mediciones en las que el oficialismo confía arrojan un empate muy ajustado contra Juntos por el Cambio -un dato que consideran alentador-, y colocan a Bullrich a la cabeza y al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en segundo lugar, en la interna de Juntos por el Cambio.
El registro más preocupante es el ascenso de Javier Milei, el único candidato de su fuerza -prácticamente unipersonal-, que según las proyecciones del oficialismo tiene serias posibilidades de quedar primero y desplazarlos al tercer lugar.
En el Gobierno, algunos funcionarios que manejan informes de opinión pública reservados califican ese escenario como muy probable. Otros, directamente, lo dan por sentado. Hoy, nadie en el oficialismo ningunea la amenaza, como ocurría hasta el año pasado, cuando aún sostenían que sólo se veía damnificado JxC. Ahora ven en los guarismos que varios de los puntos porcentuales que obtiene Milei salen del caudal electoral del FDT.
Por ahora, ningún sector del oficialismo maneja un plan específico para enfrentar el “fenómeno Milei”. La mayoría argumenta que la única salida es una mejora en la economía, que, a su pesar, no consideran factible.
La preocupación no es nueva, pero crece a medida que pasan los meses y el líder libertario se consolida en las encuestas. No fue casualidad que Alberto Fernández decidiera erguirlo como principal adversario, en lugar de las habituales referencias a Mauricio Macri, hace dos semanas, en uno de sus contados discursos con contenido político, donde lo comparó con Adolf Hitler.
El referente de extrema derecha le contestó -dijo que el presidente es “un ignorante”-, pero el cruce no generó mayores repercusiones en el resto del oficialismo, que no logra descifrar cuál podría ser el modo de lidiar con el fenómeno de crecimiento de la derecha. Unos hablan de ignorarlo; otros, de enfrentarlo de forma directa; otros, de limitarse a mostrar resultados que satisfagan a la población, aunque admiten que el margen para dar buenas noticias es muy escaso en la crisis, con el ajuste que exige el FMI, y las consecuencias de la sequía, que empeora la falta de reservas en dólares en el Banco Central.
La interna sigue
Más allá del panorama sombrío hacia afuera, siguen las peleas al interior de la coalición. En la Casa Rosada juran que las mediciones les devuelven que el presidente es “el candidato que mejor mide” (excepto por Cristina Kirchner, que aún no decidió si va a competir, ni a quién nombraría como delfín) y basan en ese argumento la persistencia sobre su posible candidatura. Por el contrario, en el entorno de Sergio Massa aseguran que logra entre dos y cinco puntos más que Alberto Fernández, y que el ministro de Economía es el postulante mejor posicionado del FDT.
Cada figura del oficialismo destaca sus propias ventajas. Desde el circulo del embajador en Brasil, Daniel Scioli, remarcan su alto nivel de conocimiento. Y en las oficinas de la calle Estados Unidos, donde tiene su incipiente comando de campaña el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, subrayan que “tiene un techo muy alto” y que su reputación es la menos dañada del espacio, si bien reconocen que es desconocido por la mayoría.
En el sector más duro del kirchnerismo están convencidos de que todas las justificaciones de los moderados para envalentonarse son “puro humo” sin una decisión de la vicepresidenta. “Si sacás a Cristina, todo vale. Pero no dicen qué pasa con sus votos si no se presenta. Son difíciles de transferir, pero si ella dice voten a este, al final todos vamos a votar a ese, no a un lobo solitario”, dijo un funcionario nacional.
La confrontación con Milei fue la última intervención política de peso del primer mandatario, que desde la mesa política de febrero optó por mantenerse al margen de las disputas internas y enfocarse en “la gestión”. Entre sus viajes al exterior -en marzo estuvo en Estados Unidos y en Chile-, las visitas a las provincias, y sus largas estadías en Olivos, no contesta las críticas que llegan desde las filas disidentes de su espacio, y deja en manos del combativo Aníbal Fernández la línea de defensa.
Los últimos dardos de La Cámpora y grupos afines fueron referidos, una vez más, a la situación económica, después de que se difundieran las últimas cifras de pobreza e inflación. “Los números de pobreza son para que nos replanteemos por qué estamos acá, el Frente de Todos no vino a esto”, dijo Máximo Kirchner durante un acto en Trelew, el jueves. Ese mismo día, en la Ciudad, la sindicalista K Vanesa Siley, una de las oradoras en el acto frente a los Tribunales para “defender” a Cristina Kirchner, le pidió al presidente que implemente una suma fija para los trabajadores en blanco. “Que no sea un papelito, que sea efectiva”, enfatizó, picante.
En Balcarce 50 ya no se sorprenden por las declaraciones del mundillo detractor del Gobierno, que antes los desvelaban. “Es más de lo mismo, que digan lo que tengan que decir, ellos saben que estamos haciendo todo lo posible”, se limitan a acotar, una y otra vez, cerca del presidente.
El kirchnerismo apenas habló de la cifra de inflación, que se acercó a un riesgoso 8 por ciento según los cálculos del IPC de marzo. Para esta época, desde Hacienda habían prometido un porcentaje cercano a la mitad. En las propias filas K siguen firmes en sostener que el ministro de Economía, Sergio Massa, tiene el respaldo de la vicepresidenta y de su tropa, a pesar de la profundización de la crisis. “Es lo mejor que tenemos”, deslizan.
En un despacho donde se milita por la candidatura del ex intendente de Tigre se irritan cuando se les pregunta por las promesas incumplidas desde que asumió, en agosto pasado. “A Sergio deberían agradecerle. Acá el tema no es bajar la inflación, es evitar que esto explote, y lo está logrando”, sostuvieron. Aunque reconocieron que los reveses económicos pueden dar por tierra con sus ambiciones electorales. “Un día es sí, otro día es no, otro día es no sabemos”, dijo un funcionario que dialoga a diario con Massa sobre gestión y política, en referencia a su decisión final de cara al cierre de listas de junio.
Más allá de las discusiones de palacio, en los distintos sectores del FDT vislumbran que la próxima elección podría ser un parteaguas, y comparan el escenario con los dos años posteriores a la crisis de 2001, antes de la irrupción de Néstor Kirchner. “En la política hay ciclos, y se está por terminar uno. Desde el año que viene vamos a tener que barajar y dar de nuevo”, arriesgó un importante armador del PJ que se ubica en una posición crítica tanto de Cristina Kirchner como de Alberto Fernández.
Por lo pronto, los únicos pasos claros en la agenda política del FDT son las marchas del kirchnerismo para pedirle a CFK que sea candidata, y la convocatoria al Consejo del PJ, donde las tribus, supuestamente, intentarán ponerse de acuerdo sobre las reglas de juego para las PASO. El resto son especulaciones sobre cuáles serán los roles de Alberto Fernández, de Cristina Kirchner, de Massa y del resto de los dirigentes que intentan posicionarse antes del cierre de listas, por ahora, en igualdad de condiciones dentro de los márgenes del terreno político frentetodista.
FUENTE: Infobae